Este domingo 20 de octubre, Sandra Riveros, catequista de la capilla San Vicente de Paul en Conchalí, compartió una profunda reflexión sobre el Evangelio, haciendo un llamado a cambiar nuestras prioridades y adoptar el servicio como estilo de vida. En su mensaje, Riveros destacó una inquietud que atraviesa a muchos en la actualidad: “El hombre quiere ser importante, mas no útil.”

A través de su interpretación del relato evangélico, Sandra enfatizó cómo, inmersos en un mundo que valora las posiciones de poder y el reconocimiento, muchas veces perdemos el rumbo espiritual. “La pregunta que debemos hacernos es, ¿qué huella queremos dejar?”, cuestionó, subrayando que Jesús nos recuerda que la verdadera grandeza se encuentra en el servicio.

Para la catequista, esta enseñanza no es fácil de asumir: “Para ser los primeros, debemos ubicarnos en el puesto del servicio. Qué difícil, ¿no?” Sin embargo, invita a comprender el amor que Cristo transmite, un amor que pone siempre al otro en el centro. “Estar atento a las necesidades del otro hace la diferencia. La empatía con el prójimo siempre nos dará un lugar privilegiado de servicio”, explicó.

Además, advirtió que la búsqueda constante de reconocimiento y poder lleva al “apagón espiritual”, alejándonos del verdadero sentido de la vida. “Si todos nos dedicáramos a empatizar, a entender, a servir, podríamos normalizar el bien por el bien, la alegría por la alegría”, añadió.

Sandra finalizó su reflexión evocando un fragmento del poema El placer de servir de Gabriela Mistral, que refuerza la importancia de aportar al bien común:

“Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú.
Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú.
Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.”

Con esta invitación, la catequista de la Zona Norte concluyó su mensaje inspirando a los fieles a seguir el camino del amor y la entrega, como modelo para vivir plenamente.