Otro de los cursos que dio nuestro equipo de catequistas en la Escuela Arquidiocesana de Verano 2021 fue “Espiritualidad del catequista”, organizado y dictado por la Hna. Gabriela Flores HCJC y Felipe Augusto Fuentes, laico con conocimiento en Sagrada Escritura.

La Hna. Gabriela nos cuenta que los temas que se tocaron en las cinco sesiones fueron la misión y vocación del catequista, elementos fundamentales de su espiritualidad, evangelizadores con Espíritu, una espiritualidad de la belleza, y el catequista como compañero de camino de sus hermanos a la santidad. 

Los participantes, que siempre fueron alrededor de 30, fueron muy profundos en su compartir, y muy inquietos en conocer las diferentes formas y expresiones para la oración. La formadora nos dice que “algo que destacamos con Felipe fue cómo poder ser contemplativos en la acción, en medio de todos nuestros quehaceres. Dios ya habita en nosotros, y ser contemplativos en la acción es sentir esa presencia. Él está en todos lados, no solamente en la capilla. Camina con nosotros”.

“La contemplación es estar en presencia de Dios, el encuentro con el amigo, con el Amado. Como decía santa Teresa, estar con quien sabemos nos ama. Un encuentro de enamorados”.

Pero, contrariamente a lo que pensaban algunos participantes, y lo que pensamos muchos de nosotros, para ser contemplativos no necesitamos siempre de silencio exterior, sino de momentos de silencio interior. “Hay experiencias de santos que contemplaban a Dios en lo que vivían, en el bullicio del trabajo. El Padre Hurtado, por ejemplo. La gente dice ¿cómo así que era un contemplativo? No se necesita estar en un monasterio para serlo. Las obras nacen de la contemplación”, continúa la religiosa.

Nos cuesta quitarnos la idea de que necesitamos un espacio para la oración. Sin embargo, la hermana insiste en que aunque la casa sea chica, y que esté llena de gente y ruido, cuando nos disciplinamos, nos podemos ejercitar para estar con Dios en todo lo que hacemos, y escuchar su voz.

Nos comparte también que muchos de los catequistas que participaron practican de manera constante la lectio divina, y que se fueron con la inquietud de practicar esta nueva forma de oración de la contemplación en la acción. 

Gabriela se quedó con la impresión de que “los catequistas quieren seguir creciendo en su vida espiritual, no solo en el hacer, sino que quieren darse esos espacios de encuentros con el Señor. A pesar de todas sus dificultades, todos los asistentes, padres, trabajadores, buscan eso”.

La hermana culmina con el horizonte que se abre, y “el desafío de darle continuidad a lo que vivimos. Los catequistas necesitan acompañamiento. Una gran misión, pero tenemos que tener confianza en que la misión es de Dios, y nosotros estar disponibles”.

¡Felicitamos a la Hna. Gabriela, a Felipe Augusto y a todos los participantes por culminar exitosamente este proceso de formación, y ahondar en la vida espiritual!
 

Foto interior: Hna. Gabriela Flores, una de las formadoras del curso.