La hermana Eugenia María, quien trabajó en la Vicaría Pastoral de Santiago, recuerda que la fallecida religiosa llegó en 1967 con otras dos hermanas de Schoenstatt, Victoria Hertz y María Elena Herrera, a vivir y trabajar en los sectores poblacionales de Barea y Carrascal, cuando recién concluía el Concilio Vaticano II y soplaban aires de renovación en la Iglesia. 

El vicario zonal, obispo Fernando Ariztía las acogió, las introdujo en esta nueva experiencia de Iglesia, y formaron la primera comunidad femenina que decidió vivir en una población en Santiago. “Fueron muy bien recibidas por las comunidades ya existentes de las parroquias San Vicente Pallotti y Nuestra Señora de los Dolores, donde se desarrollaba un especial dinamismo eclesial”, señala la hermana Eugenia María.  Ambos párrocos, los sacerdotes Ignacio Cruz y Hernán Alessandri, recién ordenados, y estas religiosas fueron los nuevos guías espirituales, de estas comunidades parroquiales.

Comenta, además, que “la hermana Loreto fue una madre del pueblo, pionera de la catequesis familiar para cientos de familias”, a las que formó a través del contacto diario con mujeres y matrimonios catequistas, a quienes acompañó y formó día a día. “Fui testigo de sus recorridos en bicicleta de casa en casa, de villa en villa. Una mujer consagrada cercana al pueblo, muy agradable, atenta, cariñosa, alegre. Supo desarrollar liderazgos en generaciones de mujeres, que han traspasado sus enseñanzas hasta hoy”, agrega la hermana, quien actualmente integra una comunidad schoenstattiana en Temuco.

Fuente: Iglesia de Santiago